jueves, 26 de julio de 2007

Margarita se va.


Ayer jueves 12 de julio la niña María Margarita Acevedo se presenta en la escuela para solicitar se le entreguen sus documentos porque no puede seguir estudiando.

Luego del receso de mitad de año no se presentó a clase.

Manifiesta que se irá para Cúcuta a trabajar y pide adicionalmente el boletín del primer semestre.

Con las anteriores líneas resumo la anotación que hice en el Observador de esta estudiante.
Pienso que la situación de Margarita refleja la dura situación que viven nuestras niñas y niños campesinos. Una Patria que no les pertenece. Un territorio que hoy está aquí y mañana, donde las circunstancia de supervivencia se lo indiquen.

Margarita se fue riendo, igual que su señora madre cuando la conocí por primera (y creo por última) vez. Ríen estas personas de su suerte. O ríen porque no entienden cómo y por qué el país les cambia con el despuntar del día.

Durante su permanencia en la vereda fueron más los días de ausencia que de presencia para alegrar este espacio donde otros niños con un poco más de suerte aprenden a escribir cuentos y leen, algunos cancaneando, los que les llevo de las bibliotecas.

Ahora que escribo esta entrada siento que muchas Margaritas y Geranios dejan hoy la escuela porque la vida les acaba de anunciar que deben partir a otro sitio para que el hambre y las condiciones de existencia no desaparezcan del todo.

Pocos ven que este país se está quedando sin las flores más preciadas: nuestros niños.

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