miércoles, 31 de octubre de 2007

El gato de capa agujereada.

Ya para la hora del recreo deambulaban por el corredor de la escuela algunos personajes muy particulares.
Un conejo de blanca peluza que luego de unos minutos desde su primera aparición desapareció para irrumpir por segunda vez en el escenario sonrosado y con bigotes pintados; un ratón con capa agujereada como el queso tradicional de las historietas de gatos y ratones; una reina vestida de verde tierno como su mirada; un payaso de mejillas ruborizadas y sonrisa tímida que no cabía de alegría en el traje arrugado; una princesa despeinada ... y muchos más.
Del salón de pre-escolar iban saliendo, algunos decididos y otros empujados por sus compañeros de aventura, y todos, ya en el patio, saltaban y esperaban que alguien llegara con los caramelos.
Los niños siempre estarán dispuestos a la fiesta, a la espontaneidad, a la palabra y al gesto sinceros.
El improvisado teatro que observé hoy y que me sorprendió gratamente me reafirma una convicción: la escuela es el mejor escenario para llevar a las tablas el acto de aprender, ojalá, siendo felices.

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