Fuimos invitados a un taller de lombricultura desarrollado en la Normal Superior y dirigido a profesores y una selección de estudiantes de básica primaria.
Un señor de edad considerable por su apariencia, pero tal vez más joven que algunos de los asistentes por su actitud. Actitud frente a la vida, frente al tiempo, frente a cada elemento constitutivo del entorno. Su optimismo y energía resultan contagiantes.
Eulalio García, coordinador de una ONG comprometida con el medio ambiente y jubilado (no nos comentó de qué empresa). Entre anécdotas y chistes, orientó a los asistentes sobre la forma de hacer un lombricultivo, sus beneficios y la manera de implementarlos dentro de los espacios educativos y familiares.
Esta clase de pedagogía es la que le hace falta a la Normal Superior, opiné en la evaluación de la actividad.
Y complementé que con dos Eulalios en la Institución y unos cincuenta en Colombia los niveles de vida y convivencia realmente se elevarían.
Nos obsequió ejemplares de Nim, un árbol de la India, igualmente colinos de Leucaena, una especia de nuestro trópico.
Docentes y estudiantes y una madre de familia de Monteadentro, mezclamos tierra con lombrinaza, aprendimos a armar bolsas para semilleros y sembramos algunas plantas.
Quienes asistimos replicaremos esta experiencia en nuestra comunidad y nos comprometimos a ponerla a germinar al igual que las estacas, las semillas o los colinos que tuvimos en nuestras manos para después plantarlos en la tierra preparada.
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