jueves, 20 de septiembre de 2007

La ley commutativa en lo cotidiano


Dentro del proceso de montaje de la coreografía que mostraremos en el Segundo Festival Estudiantil de Danzas Folclóricas Andinas estamos descubriendos situaciones que nos han llevado a descubrimientos interesantes.
Consigno a continuación la experiencia de hoy jueves 20 de septiembre:
El profesor Víctor el coreógrafo del proyecto ha invertido buena parte de los últimos encuentros en corregir movimientos y desplazamientos de la danza “Los macheteros”. Sin embargo, al finalizar la actividad su rostro no comparte las mejores noticias. “Hoy no ha sido el día” ¿Qué pasa? Los niños no están rindiendo. No entiendo. Ya saben lo que tienen qué hacer pero no lo hacen. Y si lo hacen no muestran la energía que les conocemos.
Como la fecha del festival está cerca hoy le he suf¡gerudi al coreógrafo que haga cambios, que aplique la Ley Conmutativa. Es decir, por ejemplo, que rote las parejas, que cambie algunos movimientos, que proponga otras cosas.
Él con total voluntad ha mirado la recomendación como una posibilidad de desempantanar la puesta en escena y ha empezado a trabajar.
Regresé al espacio donde se practicaba y noté algo nuevo: una nueva actitud, rostros más iluminados y un rostro más relajado del profesor.
“El orden de los factores no altera el producto” escribí hace más de tres décadas en el cuaderno de aritmética de algún curso de mi primaria. Después escribí en el tablero frente a un grupo de tercero primaria en mis primeros años de desempeño profesional la misma frase. Y hoy la recordé para convertirla en recomendación en el proceso de puesta en escen a de un abile folclórico. Y lo comprobé: “El orden de los factores no altera el producto” y hoy agregaría para las situaciones cotidianas : “Lo puede mejorar y posibilitar su desarrollo”.

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