miércoles, 23 de mayo de 2007

Día del Maestro







Salimos del patio de la escuela con los ojos vendados. Angélica, Víctor y yo caminábamos guiados por lazarillos.



-Es una sorpresa, no pueden ver nada, profesor, decía una y otro.






Cuando llegó el término de la oscuridad frente a nosotros se abrió un escenario que mostraba la fachada de una casa de cuento de hadas que tenía en su entrada el aviso de "Bienvenidos" y en lo que pudiera ser un corredor improvisado una mesa dispuesta para una fiesta: gaseosa, un postre, tres pedazos de torta, caramelos, flores y el rostro de cada uno de los estudiantes desbordantes de ansiedad mezclada con alegría, bajo una campa encargada de recordarnos el ámbito estudiantil.






Cuando nos quitaron la venda todos rieron y aplaudieron y nos dieron la bienvenida a la fiesta con motivo del Día del Maestro.






-Por la profesora Angélica, que se va y nosotros no queremos-



-Por el profesor Víctor que nos ha enseñado tantas danzas-.



-Por Cote, claro profe, por Usted-






Reflexión: Ese día me convencí de que en la simplicidad delniño campesino está la grandeza del ser humano manifiesta de la manera más generosa.

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