miércoles, 8 de julio de 2009

Vuelven las danzas.

Creo que estudiantes y maestro todavía tenemos en la garganta el nudo de la tristeza por no habernos podido presentar en el primer Día de Logros.

Programamos cuentos y danzas.

Ninguan de las manifestaciones fue presentada.

El monitor de danzas, estudiante de la Universidad de Pamplona, orientó el montaje de dos bailes durante dos meses y medio. Al final, un día antes del acto llegó a la conclusión que no había material digno de mostrar.

Los cuentos, en los que compartí con los niños y niñas mañanas, muchas mañanas, tampoco dieron el punto como el caramelo escénico que se requería.

Pero a veces es bueno caer. Sentir el ardor de la herida. El trayecto se hará con más responsabilidad y mayor compromiso.

Hoy retornó el monitor de danzas que nos acompañó los tres primeros años del proyecto. La sugerencia (por no decir instrucción) fue probar una puesta en escena de un baile.

La Polka Nortesantandereana, me anunció a su llegada, al tiempo que colocaba en el reproductor de sonido el tema. Me gustó el ritmo. Aunque esto de poco servía. Lo importante en últimas era que le gustara a los niños y a las niñas y los terminara encarretando.

Y así sucedió. Al cabo de esta primera jornada ví unos infantes felices, comprometidos con los movimientos, los desplazmientos y las actitudes programadas para la danza.
Disciplina, orden, seguimiento de instrucciones. Los felicité y quedamos comprometidos para pulir la propuesta en el próximo encuentro.

Con hoy, son tres días de estas nuevas plantas. Me motivo. MI esfuerzo y dedicación encuentra algunos frutos. Con ellos me fortaleceré para seguir.

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