martes, 3 de abril de 2007

¿Cómo va.. el medio Ambiente y Yo?




Terminado el encuentro de Inglés el jueves 29 de marzo consideré oportuno dialogar con la profesora Angélica sobre el proceso compartido con los estudiantes.

-¿Cómo le ha ido con los niños? – pregunté con el ánimo de iniciar una conversación.
-Muy bien, profe- respondió.
Pero con el deseo de no quedarme con esa respuesta convencional insistí:
-¿Qué se le ha facilitado?
-Ah, casi todo. Ellos (los niños y niñas) son muy pilosos. Extrovertidos y siempre quieren participar-
Como en el último encuentro del primer periodo había tenido la oportunidad (la busqué realmente) de estar en el aula donde se desarrollaba el encuentro, manifesté:
-A mí me parece que son muy desprevenidos. Por ejemplo con el diálogo que estaba trabajando hoy, cuando sugerí escenificar, aprovechando la temática, fue una oportunidad para distensionar-
-Claro, al principio yo misma me sentí un poco fuera de base, pero después observé que los niños asumían el papel (de maestra o maestro) con mucha naturalidad, y eso ayuda.
-Ayuda en la medida en que la actuación permite una mejor apropiación, en este caso del texto, que dicho de otra manera es ir apropiándose de un idioma nuevo como es el inglés.
-Verlos actuar me gustó – prosiguió Angélica- son muy…
-Desprevenidos- insistí- Eso nos puede conducir a una conclusión importante: el niño, al ser desprevenido y estar más cercano a la lúdica y a la expresión espontánea, a partir de acciones como el teatro, puede con mayor facilidad aprender. Ahora, observé que durante el ejercicio de interpretación del diálogo actores y espectadores estaban contentos mientras aprendían.
-Sí- se gozaron el cuento.
-Recuerdo que en la reunión de ayer (miércoles) la profesora coordinadora del programa de Inglés en la Normal Superior, señaló que una de las dificultades para la enseñanza del idioma extranjero en Básica Secundaria era ala actitud prevenida del estudiante. Para ellos es determinante no hacer el oso, entonces, no participan, no se arriesgan a pronunciar, algo que para el profesor resulta difícil y para el proceso poco productivo.

Así las cosas Angélica, podemos registrar como positivo que el proceso adelantado con este grupo de niños y niñas campesinas va por buen camino y empieza a mostrar más que frutos (que serían prematuros) caminos para tener en cuenta en el momento de enfrentar la responsabilidad de enseñar un idioma extranjero.

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