lunes, 31 de agosto de 2009

Piel sobre piel.

Hace muchos años, cuando estudiaba en una vereda del municipio de Herrán, cursando el primero elemental, era frecuente ver a los campesinos que en épocas de lluvia cubrían su espalda con una porción de plástico, generalmente de colores, para protegerse de la humedad mientras adelantaban su labor de agricultura.
Por estos días observé que uno de los campesinos de Monteadentro, ante la inminencia de una jornada lluviosa llevaba acomodada en su espalda una piel de cabro o venado pequeño que por estas tierras se conoce con el nombre de locho. posiblemente es el trofeo que guarda de una caza exitosa, en el caso de tratarse de la piel del segundo animal o un recuerdo de familia, si fuera el primero.
Buscaba protegerse de la lluvia bajo la cual trabajaría aquel dìa, colgando arveja o ayudando como auxiliar del aserrador de madera.

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