miércoles, 23 de septiembre de 2009

Ambiente enrarecido

Para que se pueda cumplir con la responsabilidad que implica el acto educativo, se requiere que el ambiente en medio del cual se desarrolla ésta delicada misión sea el más adecuado y cumpla con las características de óptimas condiciones, excelentes ayudas y materiales, y que todo ésto esté enmarcado en un clima de paz laboral.

En este país nos estamos acostumbrando a lo difícil, a lo que se sale de lo normal, a vivir con la zozobra como parámetro de cotidianidad, a correr sobresaltados por un atentado, o transitar por senderos determinados para evitar el peligro, a esperar que los servicios médicos lleguen como un favor y no como la prestación de una acción contratada y pagada de manera sobrevalorada, a convivir con la angustia del recortre de las garantías laborales y así en un sucesivamente que se hace eterno.

Pregunto:

¿Es posible que un maestro sea capaz de dejar esta pesada carga antes de entrar al salón de clase para orientar los procesos de enseñanza y aprendizaje?

Sólo hay que colocarse en el puesto de cada uno de los profesores colombianos para intentar una respuesta que de hecho apunta a una negativa rotunda.

Los maestros no sólo reclamamos sino necesitamos un ambiente laboral que esté en concordancia con nuestra dignidad de seres humanos y que respete desde su valoración el papel fundamental que cumplimos en la sociedad.

Desde años atrás el ambiente en el cual trabajamos los profesores colombianos está enrarecido y cada día crece la zozobra.

Hoy adelantamos una marcha para hacer visible la dura y difícil situación por la que atraviesa el sector de la Educación Pública en Colombia.

¡Persistiremos en la justa reclamación de nuestros derechos!

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