martes, 22 de septiembre de 2009

Ganas de cambio

En las formaciones del año anterior J* mostraba un comportamiento desordenado. No atendía a lo que sucedía alrededor de este encuentro de todos los estudiantes y profesores. Interrumpía a aquellos niños o niñas que trataban de escuchar las observaciones o de seguir las instrucciones que se transmitían.



Parece que se complacía estando fuera de la formación, que disfrutaba actuar en contravía. Es posible que necesitara llamar la atención, ser observado, recibir una observación, que alguien le dirigiera la palabra, así fuera para recriminar su comportamiento.

Con la llegada al Cuarto Nivel de J*una de mis preocupaciones fue iniciar un proceso de acercamiento para procurar indagar qué había detrás de ese tipo de comportamientos del niño.


Con el paso de los días fui detectando y observando otros comportamientos que estaban en concordancia con el reseñado.


Ante cualquier observación o comentario que no fuera de su agrado o que estuviera en línea con sus intereses y caprichos, J* reaccionaba aislándose, retirándose de la actividad que se adelantaba. No daba explicación, permanecía en silencio, cabizbajo.


Esta fue la constante durante el primer periodo académico y parte del segundo.


Diálogo, conversación frecuente donde le hacía ver sus capacidades y valores. Involucrarlo en actividades grupales como danzas y micro fútbol, hablar con los padres para que autorizaran su participación en salidas e integraciones. Éstas fueron algunas de las acciones que tracé buscando que J* se decidiera a superar esa forma de actuar que no correspondía ni a su edad ni a su nivel académico.


Para comienzos del segundo semestre se podía observar un cambio. No del todo, pero sí destacable.


J* ya no se retiraba de las actividades. Tampoco se aislaba. Enfrentaba las dificultades, a veces con llanto y silencio, pero terminaba reconociendo el error o la falta. Entonces, tomaba impulso, si así puede llamarse a la decisión de retomar el trabajo, volver al grupo, retornar a la actividad y estar con toda la energía para aportar y aportarse.


Esas ganas de cambio le han ayudado mucho a J*. Sin embargo, es una situación en proceso. Espero que durante el cuarto y último periodo de clase, se fortalezca en su propósito. Así habrá un ganador: J*.


De hecho, debo reseñar que paralelo a su mejoramiento comportamental, su rendimiento y desempeño académico han mejorado significativamente.

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