sábado, 26 de septiembre de 2009

¿Qué hay detras?

La primera vez me resultó algo a lo que nos fuimos acostumbrando en este país de inequidades y brechas enormes.

Es una situación con la que nos encontramos en cualquier calle de esta geografía maltratada.

Además, frente a las propuestas de erradicación del trabajo para los menores de edad, estos cuadros parecen aumentar en su presencia.

Cada día hay más niños o niñas que ofrecen desde un almanaque a mitad de año, hasta una colección de agujas. Bueno ésto en el mejor de los casos, porque es desgarradora la situación cuando lo que ofrecen es su humanidad, es decir, su vida.

La segunda vez, me llevó a iniciar una reflexión que ahora trato de plasmar en este post.

-¿Compra a tinto a docientos?

Y el dueño de esta más que comercial, conmovedora voz, es un niño que no supera los nueve años.

Lleva un termo dentro de una bolsa y se acerca a sus potenciales compradores con prudencia, y casi que con temor.

En este sitio, un Café Internet, los cibernautas, niños, jóvenes y adultos, escasamente realizan un corto moivimiento para no perder la atención sobre la pantalla, y sin percatarse de quién es el que habla, responden negativamente.  

Y es que el ofrecimiento del tinto a docientos pesos lleva una marca de tristeza aguda, de angustia.

Es cuando me surge la pregunta:

¿Qué hay detrás de esta venta de tinto? ¿Quién está detrás de este niño?

Bien pudiera ser lo más cotidiano: una mamá que ante la urgente necesidad de mantener a unos hijos o una familia, se ve en la obligación asarosa de mandar a la calle a uno de sus críos a vender café; pudiera ser que la madre es un padre sin trabajo y con alguna enfermedad, o un hermano a hermana mayor que le ha tocado echarse  a cuestas una responsabilidad con la que no contaba.

Pero también se puede contemplar que detrás de esta humanidad, agobiada y doliente (como reza en alguna de las novenas de los católicos) haya alguien que desde una más cómoda y ventajosa posición esté utilizando a este menor para explotarlo.

Es este país, mi país, donde muchas historias apenas nos llegan en forma de titular o de rostro apenas esbozado para no enterarnos por completo de las tragedias que viven seres humanos, desprotegidos y vulnerables en extremo.

Procuraré averiguar algo sobre esto. Es el aula sin paredes ni circunscripción geográfica. Son los estudiantes que tenemos no sólo por matrícula sino por compromiso y convicción humana.

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